El buen ejemplo
Eduardo García Michel
Toda sociedad necesita contar con un liderazgo que de buenos ejemplos y sirva de referencia a la población. Esas señales deben transmitirse desde las élites hacia la masa llana.
_No pontifique. Déjese de eso, que ya cansa, susurró Abimbao.
_El señor que escribe no se da cuenta de que aquí los valores tendrán que imponerse desde abajo hacia arriba, pues los estamentos altos de la sociedad están impregnados de un espíritu de decadencia y perversión, remachó Cucharita.
_ Bien! me alegro que estés empezando a pensar por ti mismo.
_No sea tan afrentoso, Abimbao.
_ Apuesto a que la persona que escribe no se atreve a preguntarse para qué quiere la mayoría de los políticos llegar al poder en una sociedad como la nuestra.
_Yo se lo digo, sin pena ni temor: para disfrutarlo y muchos para enriquecerse.
Óiganme ustedes dos, Cucharita y Abimbao: sepan que no todos los políticos son iguales. No se debe generalizar, pues podría dañarse la imagen o fama, que es un intangible de gran valor.
_Con todo el respeto, señor. ¿Cree usted que porque soy lampiño, y con cara de bebé, tengo que ser ligero? Pues no es así.
_Pero también hay que decir que algunos políticos consienten en que se produzca la destrucción moral de ciudadanos, expuestos como chivos expiatorios al morbo colectivo y a negligencias y componendas del aparato político-judicial. No hacen nada para reparar la injusticia. Y luego exigen que se respete la imagen suya. Ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
Aún así, Cucharita y Abimbao, ningún ciudadano debe ser afectado en su privacidad y derecho a la buena fama por la acción de mercaderes, resentidos, grupos de presión, y hasta adversarios, que esparcen la injuria por los medios de comunicación, y gozan de total impunidad. Y, por otro lado, hay que insistir en que la justicia debe dejar de actuar selectivamente, con miedo de ser justa, en afán de no chocar con lo que huele a populista o con intereses políticos.
_En eso tiene usted razón.
¿Se han fijado en Brasil? Vilma Rouseff marca el camino en la lucha contra la corrupción. Ya han renunciado 7 ministros, señalados por el rumor público de haber cometido indelicadezas.
_Aquí no es tan fácil_ volvió a susurrar Abimbao.
_ ¿Y por qué no lo es? _ preguntó Cucharita.
_La historia suele ser majadera. Los que subieron al poder y quisieron mantener la diafanidad de sus actuaciones, tuvieron que bajar del solio sin contemplaciones. Y si no, pregúntenle a Ulises Espaillat. O a Juan Bosch, quién duró casi lo mismo que la cucaracha del gallinero que gustaba mencionar.
_ ¿Y qué me dice del Doctor, que juraba que la corrupción se detenía en su despacho?
_Cucharita, ese hombre no necesitaba de nada material; vivía con sus mañas y manoseos, siendo la principal empuñar la ñoña para que no se le escapara.
_Si, es verdad, Abimbao. Hubiera sido mejor que su puerta se abriera de par en par al disfrute de los bienes materiales, y no que tuviera una vida austera pero sazonada con las artimañas que usó para mantenerse en el poder, pues en eso no tuvo límite moral alguno. Y, corrompió las instituciones.
_Lo peor, Cucharita, es que ese ejemplo pernicioso se ha transmitido en el tiempo, con la diferencia de que en aquella época el poder se disfrutaba por sí mismo, y algunos se lucraban con recato, pero después luce que se ha disfrutado del poder y del lucro sin tapujo. Y las instituciones siguen respondiendo a los deseos de los que ejercen el poder.
Pshhh, ustedes dos: vuelvo y les digo que no generalicen. Por cada mala hierba que existe en la clase política, hay muchos otros con sentido ético y vocación de servicio. Por tanto, ustedes se van a callar ya.
_Eso si que no. Diga mejor que el mal ejemplo atrae más, replicó Abimbao.
Es que no acaban de entender que siempre se necesitará de buenos ejemplos, que provengan de arriba, neutralicen los malos, y den señales correctas que ayuden a la cohesión social.
_Usted quiere decir que si los de arriba son austeros, comedidos, y honestos, los de abajo aprenderán a serlo; que si los de arriba respetan las señales de tráfico y no andan con motoristas para saltarse el rojo de los semáforos, los de abajo se resignarán a pararse_ replicó Cucharita.
_No solo eso, agregó Abimbao. También que el poder debe usarse para buscar soluciones efectivas, no en periódicos, a los problemas de la sociedad, y ordenar su desenvolvimiento. En la carencia de soluciones y de orden medran todos. Hay que hacer bien lo que se tiene que hacer.
Pshhhh.
