Prensa y democracia
Eduardo García Michel
Con el auspicio del Archivo General de la Nación y la Fundación Hermanos de la Maza, se celebró recientemente el panel “La prensa en la transición a la democracia: en honor a los héroes y mártires de Hacienda María.”
Rafael Molina Morillo, decano del periodismo, deleitó a la concurrencia con juicios sobrios. Empezó diciendo que si hubiera un manual de dictadores, su primer capítulo sería cómo eliminar la libertad de prensa. Reconoció que la prensa nacional se plegó a los deseos o intereses del tirano.
Expresó que si hemos de hablar de transición a la democracia, se hace imperativo establecer, en primer lugar, si es que hemos alcanzado ese estado de cosas al que llamamos democracia. Agregó que la real transición abarca períodos tales como las elecciones de 1962, el golpe de estado contra Juan Bosch y la Revolución de Abril de 1965.
Aseguró que otros momentos difíciles fueron los llamados 12 años, durante los cuales los gobiernos del Dr. Balaguer gobernaron con mano férrea y la labor de la prensa se vio seriamente amenazada. Y ponderó el papel que jugó la revista Ahora en momentos de dificultades, como ventana abierta a la expresión de las ideas.
Según Molina Morillo, la prensa no siempre jugó un papel digno. Opinó que hubo muchas sombras y pocas luces.
Miguel Guerrero señaló que las transformaciones más relevantes ocurridas hasta ahora tienen que ver con el traspaso de propiedad de la mayoría de los medios a grupos económicos, con los cambios de formato y diseño, y la aparición de los periódicos gratuitos. Reconoció también el auge de los portales digitales.
Manifestó preocupación por la tendencia de los gobiernos a fijar reglas para definir el concepto de responsabilidad periodística. E indicó que no es tarea fácil determinar cuáles son esos límites, a menos que sean los que se fije a sí mismo cada medio. Sentenció que cuando la autoridad pública limita esa responsabilidad, la liberta de prensa queda suprimida.
Guerrero aseveró que peor que la censura, es la que se autoimponen los medios. Y alertó sobre la degradación que ocurre cuando los periodistas se ponen al servicio de un grupo, o una corriente política.
Concluyó que la militancia de muchos periodistas contamina la prensa. Y advirtió que la prensa debe mantener una posición crítica frente a los poderes, especialmente el gobierno, por la naturaleza autoritaria de éste.
Por su parte, Lipe Collado dijo que después de mayo de 1961 hubo un tránsito a la libertad de expresión, previo a la libertad de prensa. Se desataron las pasiones, hasta ese momento contenidas. La población oscilaba entre la pena por la muerte del tirano y la alegría por la eliminación de la bestia del terror, hasta que surgió el grito: ¡queremos libertad!
Se mostró convencido de que la radio y el mural fueron los medios de comunicación que mejor conectaron con el espacio social.
Lo ve sencillo: el mural era el pueblo y la radio fue el gran pulmón que se convirtió en el vocero de los movimientos políticos. Las guagüitas con sus parlantes también jugaron un rol relevante, al igual que el volante.
De acuerdo a Collado, al morir el tirano la radio se erigió en sepulturera del régimen. En ese sentido, la quema de Radio Caribe fungió de equivalente a la toma de la Bastilla.
Este panel forma parte de un ciclo de tres, organizados en honor a los mártires de Hacienda María, con motivo de cumplirse, el próximo noviembre, los 50 años de su cobarde asesinato, que quedó impune como tantos otros.
El 26 de octubre tendrá lugar el segundo, con el tema:” los movimientos políticos en la transición a la democracia”. Y el 16 de noviembre se realizará el tercero, en torno a las circunstancias que rodearon el ominoso hecho de Hacienda María, ocultado por gente que mantuvo parcelas de poder, y que amparadas en las sombras de la impudicia tuvieron el atrevimiento de intentar escabullir su culpa, lanzando lodo a gente decente y honorable.
Este es un esfuerzo que realiza la Fundación Hermanos de la Maza y el Archivo General de la Nación, dirigido a que no se pierda la memoria histórica.
En lo que a mí concierne, la lejanía de aquellos hechos no impide que observe la necesidad de refrescarlos, pues conviene recordar cuan profunda fue la vergüenza, que tan largo fue el descaro, y que largo y duradero ha resultado ser el manto de impunidad que ha cubierto a tantos hasta nuestros días.
Tal vez una catarsis ayude a reorientar unos valores que lucen extraviados. De ahí la importancia de este ciclo. Los invitamos a asistir al Archivo General de la Nación a apoyarlo. A veces el pasado ayuda a perfilar el futuro y a evitar errores.
